Detrás del eco cósmico: el origen de una misteriosa señal de radio
Desde las profundidades del cosmos, la Tierra recibe constantemente señales de radio, algunas de las cuales son tan poderosas que desafían nuestro entendimiento. Un ejemplo de estas señales fugaces y potentes son los destellos rápidos de radio, conocidos como FRB por sus siglas en inglés. Se asemejan a un faro distante, encendiendo su luz por solo unos milisegundos en el vasto océano del universo. Detectar una de estas señales ya es un gran hito, pero seguir el rastro hasta su origen representa uno de los mayores retos astronómicos. Recientemente, un equipo de astrónomos de la Universidad Northwestern hizo precisamente eso, logrando identificar la señal de FRB más brillante hasta el momento y trazando su origen con un nivel de precisión sin precedentes.
En marzo de 2025, el radiotelescopio CHIME, ubicado en Canadá, captó un destello extraordinario al que llamaron RBFLOAT. Este suceso liberó tanta energía en milisegundos como la que nuestro Sol genera en cuatro días enteros. Lo fascinante de RBFLOAT es que gracias a un novedoso método de análisis, se pudo determinar que provenía de un brazo de la galaxia espiral NGC 4141, ubicada a 130 millones de años luz, en la misma dirección que la constelación de la Osa Mayor. La combinación de diversas tecnologías, como las subredes de estaciones Outriggers y telescopios ópticos y de rayos X, permitió localizar el origen con una precisión de 13 pársecs, o lo que es igual, 42 años luz.
Los descubrimientos en torno a RBFLOAT no son solo un logro astronómico, sino una puerta a nuevas posibilidades. Antes, los FRB localizados con precisión eran aquellos cuyas señales se repetían. Sin embargo, RBFLOAT es una fuente única, demostrando que, aunque difíciles de encontrar, es posible capturar y estudiar estas señales solitarias. Esta capacidad abre camino para estudiar al menos 200 de estas señales anualmente, multiplicando el potencial para avanzar en nuestra comprensión del cosmos.
Aunque la raíz de los FRB sigue siendo un misterio, se sospecha que estos fenómenos podrían ser resultado de eventos cósmicos extremos como las colisiones de estrellas de neutrones, los magnetars, o incluso los púlsares. En el caso particular de RBFLOAT, los astrónomos especulan que podría estar relacionado con una región activa de formación estelar en la galaxia NGC 4141, lo cual sugiere la presencia de un magnetar; una estrella de neutrones con un campo magnético incomparablemente fuerte.
Este hallazgo nos acerca un paso más al entendimiento de los eventos más energéticos del universo. Con cada señal que se identifica y cada origen que se triangula, damos un pequeño paso en la gran marcha del conocimiento humano, recordándonos que el universo aún guarda muchos secretos esperando ser desvelados.
