La creciente resistencia en EE. UU. contra los centros de datos: comunidades rurales se organizan

La creciente resistencia en EE. UU. contra los centros de datos: comunidades rurales se organizan

En medio de la feroz competencia de las Big Tech por dominar la inteligencia artificial, una batalla silenciosa se está librando en los pueblos rurales de Estados Unidos. Mientras empresas como OpenAI, Microsoft y Google invierten billones de dólares en infraestructura de centros de datos, comunidades enteras están levantando la voz contra lo que consideran una amenaza para sus recursos naturales y su calidad de vida. Lo que comenzó como preocupaciones aisladas se ha convertido en un movimiento organizado que cuestiona el costo real del progreso tecnológico.

El caso de Saline Township en Michigan ilustra perfectamente esta tensión. Este pequeño municipio rural rechazó inicialmente la construcción de un centro de datos de 100 hectáreas en terrenos agrícolas, pero la promotora Related Digital respondió con una demanda judicial. Fred Lucas, abogado del municipio, explicó que “estaban entre la espada y la pared”, obligados a ceder ante la amenaza de un largo proceso legal. Aunque lograron algunas concesiones como límites en el uso de agua y millones de dólares para el departamento de bomberos, la experiencia dejó claro el desbalance de poder entre las comunidades locales y las grandes tecnológicas. Ben Green, profesor de la Universidad de Michigan, señala que “ha habido un cambio real en los últimos seis meses en términos de que el público está tomando conciencia de qué son los centros de datos y se muestra cada vez más escéptico”.

Las promesas de empleo e inversión que hacen las empresas contrastan con la realidad que enfrentan las comunidades. Mientras las promotoras ofrecen millones en proyectos de vivienda asequible y empleos temporales, los residentes ven cómo se disparan sus facturas eléctricas y enfrentan preocupaciones sobre el consumo masivo de agua. En St. Charles, Missouri, el ayuntamiento aprobó por unanimidad una moratoria de un año que prohíbe cualquier construcción de centros de datos después de que CRG propusiera una instalación de 178 hectáreas cerca de pozos de agua potable sin revelar detalles cruciales. Un vecino de 78 años comentó al respecto: “Casi parece que intentaban meterlo a la fuerza por la garganta de la gente”. Incluso en Lordstown, Ohio, donde inicialmente acogieron con entusiasmo parte del proyecto Stargate de 500.000 millones de dólares, el pánico llevó al ayuntamiento a implementar una prohibición permanente de nuevos centros de datos.

El conflicto ha escalado hasta convertirse en tema electoral en estados como Virginia, donde candidatos republicanos y demócratas compiten por mostrar posturas más duras contra estas infraestructuras. Con un billón de dólares en inversiones recientes y la demanda energética de la IA creciendo sin control, este enfrentamiento entre el avance tecnológico y la protección comunitaria parece estar apenas comenzando. Las localidades estadounidenses están aprendiendo que el precio del progreso tecnológico podría ser más alto de lo que imaginaban, y están dispuestas a luchar para proteger sus recursos y su forma de vida.