Un paso atrás en ciberacoso

Ciudad de México, febrero 2019.- El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), después de haber solicitado un presupuesto de 17 mil millones de pesos, solamente le fueron aprobados 12 mil millones. En respuesta a esta significativa reducción, el Instituto realizó algunos ajustes entre los que se encuentran poner fin al levantamiento de 14 encuestas para instrumentos de medición entre las que se encuentra la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de TIC en Hogares (ENDUTIH), se;ala en su análisis Gonzalo Rojon de The Competitive Intelligence Unit CIU.
La ENDUTIH, como su nombre lo indica, recolecta variables sobre la disponibilidad y uso de internet, telefonía móvil, smartphones, computadoras, entre otros en los hogares mexicanos. Adicionalmente, cuenta con un Módulo Sobre Ciberacoso (MOCIBA) el cual busca empezar a entender el problema en el país y poderlo atajar su incidencia a tiempo.
El módulo, a punto de desaparecer, consta de 10 preguntas sobre el conocimiento que tienen las personas sobre el tema y donde se identifica a las personas que han sufrido algún tipo de acoso electrónico y características de estas situaciones.
Pero, ¿es preocupante que desaparezca el MOCIBA? En la última encuesta realizada, el módulo reportó que 24.5% de los usuarios de internet o celular de 12 años o más han sido víctimas de ciberacoso, de los cuales 52.1% son hombres y 47.9%, mujeres. Entre los grupos de edad considerados por el MOCIBA, los más afectados por el ciberacoso son los jóvenes entre los 12 y 19 años, tal que 26.7% de este segmento sufre estas prácticas, mientras que este indicador asciende a 32.3% para las personas entre 20 y 29 años.
Llama la atención que en el grupo de jóvenes entre 12 y 19 años, las mujeres son las más afectadas, ya que 28.1% de estas ha vivido ciberacoso, mientras que esta proporción es de 25.4% en el caso de los hombres. En el resto de los grupos de edad, la segmentación de hombres es mayor al de las mujeres.
Sin duda es lamentable que un sector tan importante como el de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones carezca de variables que permitan cuantificar su desarrollo. No obstante, es totalmente inaceptable que un problema de salud pública como el ciberacoso, el cual está creciendo rápidamente y cobra vidas de personas a muy temprana edad, deje de contar con indicadores que permitan desarrollar políticas públicas para tratar de detenerlo.
Pero no todo está perdido, el pasado 14 de febrero, el INEGI introdujo una controversia constitucional ante la SCJN contra el presupuesto de egresos de 2019 y la aplicación de la Ley de Remuneraciones. El Instituto se ha pronunciado en contra de la reducción de su presupuesto sin un análisis sobre sus consecuencias y los tabuladores de remuneraciones para su personal. Todo ello con el objetivo de “salvaguardar la autonomía otorgada” al Instituto y para poder cumplir con su mandato constitucional.
Esperemos que el INEGI resulte victorioso de esta controversia y pueda continuar generando información que sirva de diagnóstico para cerrar la brecha digital, así como para atajar los pocos pero serios problemas que las TIC pueden causar.

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