El antes y después de Chongqing: la estación de tren que cambió todo en China

El antes y después de Chongqing: la estación de tren que cambió todo en China

Imagina por un momento un terreno baldío, rodeado de naturaleza, y luego, en un abrir y cerrar de ojos, ese mismo lugar se transforma en la estación de tren más grande del mundo. Suena a ciencia ficción, ¿verdad? Pues esto es precisamente lo que ha sucedido en Chongqing, China, con la reciente inauguración de la Chongqing East Railway Station. Esta megaestructura no solo redefine lo que conocemos como una estación de tren, sino que nos deja claro que, cuando se trata de infraestructura, China juega en otra liga.

Con una superficie asombrosa de 1.22 millones de metros cuadrados, el equivalente a unos ¡170 campos de fútbol!, este coloso quintuplica el tamaño de la icónica Grand Central de Nueva York. Sí, leíste bien: ¡quintuplica! El proyecto, que demandó una inversión de aproximadamente 6.700 millones de euros, es una prueba palpable de la capacidad china para materializar obras faraónicas en tiempo récord. Las imágenes satelitales revelan una transformación impresionante: de un simple valle en 2018 a una estación plenamente operativa en apenas siete años. Desde su apertura el pasado junio, ya gestiona el flujo de hasta 16.000 pasajeros por hora, demostrando que su magnitud no es solo un número, sino una realidad funcional.

Más allá de su tamaño, la Chongqing East Railway Station es un nodo estratégico crucial para China. Ubicada en el distrito de Nan’an, a las afueras de la vibrante megaciudad de Chongqing, cuenta con 15 andenes y 29 vías, posicionándola como un eje central en la ambiciosa red ferroviaria nacional conocida como “Ocho Verticales y Ocho Horizontales”. Desde aquí, los viajeros pueden embarcarse en trayectos de alta velocidad hacia ciudades como Pekín, Shanghái o Guangzhou en cuestión de seis a ocho horas, o llegar a Chengdu, Wuhan o Kunming en apenas una a tres horas. Pero no todo es funcionalidad; la estética también juega un papel importante. A diferencia de estaciones más austeras, Chongqing East presume de un diseño con una fuerte identidad cultural: sus columnas evocan los árboles huangjue, típicos de la región; las rejillas de ventilación se inspiran en flores; y los carteles de bienvenida simulan rollos de bambú. Además, su impresionante techo acristalado inunda la sala principal con luz natural. Este megaproyecto va más allá de ser solo una estación, pues el área circundante se ha concebido como una zona de desarrollo urbano que albergará hoteles, oficinas, centros comerciales y espacios culturales. Lo que antes era un vasto terreno baldío, ahora es un flamante distrito urbano, siguiendo un modelo de desarrollo que es un sello distintivo en China.

Y esto es solo el principio. La Chongqing East no ha alcanzado su fase final; es la base de una red ferroviaria aún más ambiciosa, con líneas de alta velocidad como la Zhengyu y la Yukun actualmente en construcción, que consolidarán aún más su papel como un hub continental de primer orden. China nos sigue sorprendiendo con la eficiencia y el alcance de sus megaconstrucciones, marcando un hito tras otro. La historia de esta estación es una muestra contundente de visión, ingeniería y determinación, invitándonos a reflexionar sobre el poder de la planificación a gran escala y cómo una infraestructura puede no solo conectar ciudades, sino transformar paisajes enteros y crear nuevos centros de vida. Es un recordatorio fascinante de lo que la mente humana es capaz de construir, desafiando los límites de lo imaginable. ¿Te gustaría ver una transformación así en tu ciudad?