Cuando el agua se respiraba: el peligroso rodaje de ‘The Abyss’
Hace 36 años, James Cameron nos sumergió en las profundidades de ‘The Abyss’, una película que, aunque menos famosa que Titanic o Avatar, nos muestra la fascinación del director por el agua y su capacidad para llevar la ciencia ficción al límite. En una escena icónica, el personaje de Ed Harris debe descender a profundidades inimaginables para desactivar una bomba nuclear, un reto que Cameron quiso plasmar con un arriesgado experimento: respirar agua. La idea, inspirada en investigaciones reales de la Marina estadounidense, se centraba en el perfluorocarbono, un líquido capaz de transportar oxígeno. Aunque la ciencia ficción se hacía realidad en la pantalla, la realidad tras la escena fue mucho más compleja y peligrosa.
La escena de la rata, donde un pequeño roedor respira perfluorocarbono, fue completamente real, aunque generó una gran controversia y está prohibida en países como Reino Unido por maltrato animal. Sin embargo, la escena con Ed Harris, en la que se supone que respira este líquido, es pura ficción. El líquido respirable, mucho más denso que el agua, presenta riesgos de ahogamiento y, a pesar del realismo que Cameron buscó, era impráctico para el rodaje. Para simular la respiración bajo agua, el actor tuvo que aguantar la respiración con el casco inundado durante largas horas, una experiencia límite que lo llevó al borde del colapso. La presión del rodaje, sumada a la tensión con el director, afectó profundamente a Ed Harris, quien incluso llegó a llorar después de un día de filmación. El incidente llegó a un punto álgido, según reportajes de la época, cuando el actor golpeó a Cameron fuera de cámara.
La historia de ‘The Abyss’ es una muestra de hasta qué punto la búsqueda del realismo puede llegar a ser peligrosa, tanto para los animales como para los actores. Aunque la película es un clásico de ciencia ficción, la escena con el líquido respirable nos deja una reflexión sobre los límites de la ficción y los riesgos que se asumen al plasmar la ciencia en la pantalla grande. Nos recuerda el valor del ingenio de Cameron y la dedicación de los actores, pero también la importancia de la seguridad y el bienestar de todos los involucrados en una producción cinematográfica. La apuesta de Cameron por el realismo, en este caso, tuvo un alto costo.
